Desde 1930, todos los mandatarios de naciones cuyas selecciones obtuvieron el campeonato de la FIFA, recibieron a los planteles consagrados, aun tratándose de dictadores y genocidas, como Jorge Rafael Videla (1978) o Benito Mussolini (1938)
El presidente Alberto Fernández no logró tener la foto que tanto ansiaba, recibir en la Casa Rosada a la Selección Argentina campeona del mundo en Qatar. La resistencia de los jugadores del plantel a posar junto a dirigentes políticos durante las celebraciones por el título frustró los planes de la administración del Frente de Todos. Inclusive, impidió cumplir con el tradicional saludo a la gente desde el balcón principal de la Casa Rosada.
Según consigna La Nación, es una tradición que el jefe de Estado reciba a los campeones del Mundial, pero este año, Fernández debió ver por televisión desde la quinta de Olivos la caravana con los festejos. No solo se quedó sin la imagen institucional en Balcarce 50, sino que tampoco fue al predio de Ezeiza a saludar a los futbolistas.
En consecuencia, el mandatario se convirtió en el primer Presidente en la historia que no puede recibir a un equipo campeón del mundo desde que existe este tipo de torneos. Es decir, desde 1930, cuando se celebró el primer campeonato de la Fifa (Federación Internacional del Fútbol Asociado) entre seleccionados nacionales, en Uruguay, torneo que ganó el conjunto local.
En Argentina, el dictador y genocida Jorge Rafael Videla entregó personalmente la copa al capitán de la Selección Nacional en 1978, Daniel Pasarella. Fue durante el Mundial organizado por Argentina que la albiceleste conquistó ante Holanda.
Años más tarde, en 1986, Raúl Alfonsín abrió las puertas de la Casa Rosada en 1986 para que el conjunto liderado por Diego Armando Maradona festejara la obtención del trofeo en México. Y el plantel campeón celebró desde el balcón de la Casa Rosada, con los hinchas.
Este lunes, en medio de las gestiones contrarreloj para conseguir una foto con el plantel liderado por Lionel Messi, el Presidente Alberto Fernández decidió decretar feriado este martes, y así facilitar la concurrencia a la histórica celebración. Desde entonces rondó la idea de que podría haber un encuentro con el Presidente, que nunca se concretó. Y hasta el momento, ni los jugadores ni los directivos de la AFA explicaron por qué no aceptaron la invitación a concluir el festejo en la Casa Rosada.
Este desplante tendría que ver con la decisión del plantel de no verse utilizados políticamente por el oficialismo de turno, en un contexto de una crisis económica sin precedentes. Pero, además, el presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, tendría una mala relación con Fernández, y con el ala “albertista” del gobierno. Mientras que mantiene vínculos con dirigentes de “La Cámpora”, como el Ministro del Interior Eduardo Wado De Pedro. En el contexto de la masiva y nunca vista movilización de hinchas al Obelisco –se estima que hubo más de 4 millones de personas-, la decisión del plantel de terminar el recorrido en helicópteros y no trasladarse a la Rosada, resultó tan plausible como inevitable.
Como sea, esta situación convirtió a Fernández en un mandatario único en su tipo: Desde que se disputa el Mundial de fútbol organizado por la FIFA, las máximas autoridades de los países han recibido a los equipos campeones para agasajarlos.
Por caso, Emmanuel Macron, presidente de Francia, quien viajó a Qatar este fin de semana para presenciar la final del torneo, recibió al combinado dirigido por Didier Deschamps en el palacio del Elíseo, sede gubernamental, en 2018, después de que los franceses se consagraran campeones del mundo en Rusia.
Y Angela Merkel, excanciller de Alemania, felicitó en el vestuario al conjunto que comandaba Joachim Löw en 2014, minutos después de que la selección alemana superara a la Argentina en el Mundial organizado por Brasil.
Lo mismo ocurrió con todos los mandatarios de selecciones campeonas del mundo en el pasado, sin importar que se tratase de presidentes democráticos o de facto, como Videla o Benito Mussolini, en el mundial realizado en Francia, en 1938, que se adjudicó la Selección de futbol de Italia.