El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, desautorizó hoy al flamante ministro de Salud, Daniel Gollán, al aclarar que el debate sobre la legalidad del aborto «no forma parte de la agenda de este Gobierno», aunque admitió que dentro del oficialismo «hay opiniones a favor y en contra» de la iniciativa. «No forma parte de nuestra agenda», advirtió el funcionario. Fernández formuló estas apreciaciones en contacto con Radio 10, poco después de que el nuevo ministro de Salud dijera en otra radio que desde su cartera propiciará «un debate maduro con todos los sectores de la sociedad» con respecto al aborto. Con esto, el jJefe de Gabinete dejó en claro que el gobierno no abordará un problema que podría generar una diáspora de votos para el oficialismo.
El jefe de Gabinete señaló que «la realidad es que dentro del peronismo hay distintas maneras de pensar» sobre el tema, y que «cada uno asume la que le parece», pero recalcó según la versión de Clarín, que «no está en la agenda del Gobierno discutir ese tema».
De figurar en los planes del Gobierno, «qué mejor oportunidad para haberlo expresado la de ayer», cuando la presidenta Cristina Fernández inauguró las sesiones ordinarias del Congreso, razonó el funcionario, quien indicó que, cuando se aborde la posibilidad de legalizar el aborto, deberá hacerse con «una política y una discusión muy de fondo».
El flamante ministro Gollán había dicho más temprano que «en el país hay 500.000 abortos por año y es la principal causa de muerte materna. Desde el punto de vista del sanitarismo uno tiene que hacer algo», al tiempo que aseguró que «vamos a propiciar un debate serio sin ponerse en los extremos ideológicos y religiosos». El funcionario sugirió implementar un sistema de consejerías como llevó adelante Uruguay antes de la despenalización. «Tuvo excelentes resultados y el 30% de esas mujeres que fueron a las consejerías decididas a hacerse un aborto, decidieron no hacérselo», señaló.
Sin embargo, el debate es peligroso en términos electorales, porque genera un fuerte rechazo en amplios sectores de la población y en el ámbito eclesial, lo que pone de manifiesto ciertos rasgos patriarcales de la sociedad argentina. El oficialismo, de por sí bastante golpeado políticamente en los últimos tiempos, no se arriesgará a generar rechazo apoyando una reforma que mejore la posición de las mujeres, o bien, impidiendo que se avance en el reconocimiento de los derechos femeninos.