El gobernador Maurice Closs, sigue dolido por la derrota del kirchnerismo en el ballotage del 22 de noviembre, lo que significó en lo personal haber perdido el cargo de Ministro de Turismo y Deportes que le había ofrecido el excandidato presidencial Daniel Scioli. Así lo demostró nuevamente, esta mañana, en una de sus últimas declaraciones públicas como mandatario provincial –asume como diputado de la Nación, el próximo 10 de Diciembre. Como lo había señalado días atrás, resentido por la derrota electoral, Closs reiteró que “nadie se puede extrañar si hay devaluación y ajuste para controlar el Déficit Fiscal”, porque esto ya había sido anticipado por el nuevo presidente Mauricio Macri, durante la campaña electoral. Con esto, Closs volvió a quejarse de la decisión del electorado que conjuró la posibilidad de un nuevo gobierno K en 2015, pero al hacerlo, por primera vez en mucho tiempo, reconoció explícitamente el problema del déficit fiscal que el kirchnerismo deja como herencia, tras 12 años de gobierno.
“Sesión preparatoria es mañana. Juramos los cuatro (diputados nacionales) de nuestro espacio político”, dijo Closs en contacto con la prensa, indicando que hay expectativa por saber si el nuevo presidente electo convocará o no a sesiones extraordinarias, después de la asunción del 10 de Diciembre próximo.
Consultado al respecto, Closs dijo que la presente “es una transición donde los ruidos son más mediáticos”, pues, según su visión “hay un esquema” en donde “la destinataria de todos los cascotazos es la presidenta (saliente, Cristina Fernández de Kirchner) Cada vez que hace algo hay un coro de personas que salen a criticar, pero (la transición se está concretando) en los diferentes ministerios donde como corresponde, los salientes están hablando con los entrantes”, precisó.
Olvidando las medidas más cuestionadas de CFK en los últimos días, Closs se centró en la polémica por la devolución del 15% de los fondos coparticipables a las provincias, tras el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación del 24 de Noviembre, sobre los reclamos de San Luis, Santa Fe y Córdoba. El mandatario saliente defendió el decreto de Cristina que hace extensiva esta devolución de 13.800 millones de pesos que complicará al gobierno de Macri.
En diálogo con M4, Closs planteó que si no hubiera decreto presidencial, de todas formas, las provincias podían presentar un recurso de amparo y obtener los fondos que no han sido reclamados por los gobernadores K durante los últimos 12 años. Para el diputado electo, “no deja de ser un tema discutible”, la devolución de recursos que federalizan el reparto de los fondos coparticipables, pero “nadie salió a decir algo de la Corte”, a diferencia de lo que ocurre ahora, con las críticas a la presidenta saliente. “Hasta cumpliendo fallos la presidenta es mala. El fallo de la corte que merecía un fuerte análisis, es una fuerte decisión de contenido político y fiscal que afecta al gobierno nacional”, se quejó Closs.
Sin embargo, o el gobernador está desinformado o decidió faltar a la verdad, porque, conocido el fallo, uno de los que cuestionaron la decisión fue el propio Macri, quien dijo estar de acuerdo con una distribución más equitativa de los recursos, pero planteó que no puede normalizar la gestión centralista del kirchnerismo, de la noche a la mañana. Además, ayer mismo, Macri remarcó en tono crítico hacia el decreto de necesidad y urgencia de CFK: «Queda claro que la Presidenta no quiere colaborar, porque el decreto que sacó es querer extrapolar un fallo específico para tres provincias a todo el resto, que tienen distinto tipos de convenios. Es una elección triste, porque en vez de querer salir por la puerta grande, ha decidido salir por la puerta chica», cuestionó.
El gobernador misionero, por su parte, evitó pronunciarse sobre la cuestión de fondo respecto de las críticas a CFK: sus acciones parecen apuntar a minar la gobernabilidad de su sucesor, quien recibirá un Estado en llamas, con un Banco Central con escasas reservas en moneda extranjera y un rojo en las cuentas que se duplicó en los últimos 10 días, tras la derrota electoral.
Consultado sobre las causas de las fuertes subas que se están observando en los precios, Closs apuntó al nuevo gobierno, desresponsabilizando a la gestión kirchnerista que ha ocultado los índices inflacionarios a través del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) Para el gobernador saliente, las subas se deben a que los empresarios están subiendo los precios en función de los precios de reposición que tendrían los productos, si se implementa una devaluación con un “sinceramiento” de la Economía. “Lo que no podés hacer es andar anunciando lo que vas a hacer. Prefiero escuchar el silencio del funcionario entrante”, dijo Closs, criticando a Macri y su equipo económico, por decir que hay inflación, depreciación de la moneda y déficit fiscal, por lo que, rectificar el rumbo económico implica un ajuste en las cuentas.
En el final de la entrevista, Closs volvió a mostrar su resentimiento con el electorado que no votó al kirchnerismo, al reiterar que una devaluación y ajuste no son sorprendentes, porque Macri ya había anticipado que su gobierno no iba a mantener las políticas económicas y fiscales de CFK. “Con el mejor estado de ánimo y la sinceridad que me caracteriza –opinó-, no hay que quejarse. Nadie se puede extrañar si hay devaluación, apertura económica y ajuste para controlar el Déficit Fiscal. Fue la propuesta votada por los argentinos”, insistió un dolido Closs, que no podrá favorecer sus negocios a través del Ministerio de Turismo de la Nación.
Se trata de una de las escasas veces en las que Closs admite públicamente el Déficit Fiscal que deja este gobierno, que ha negado sistemáticamente este problema, que deriva en inflación y devaluación de la moneda -pues para paliar los números en rojo, el gobierno nacional está imprimiendo moneda a un ritmo superior al 20% anual. De más está decir, que Closs volvió a omitir que la provincia bajo su administración también tiene cuentas deficitarias, con una deuda de más de 9 mil millones de pesos con la Nación, por la que logró firmar una nueva prórroga hasta fines del 2016 -una de las últimas medidas de CFK para complicar a Macri.