La diputada nacional Elisa Carrió (Coalición Cívica) denunció penalmente al ex ministro Julio de Vido, luego de que trascendiera la confesión de un «arrepentido», que involucra al dirigente kirchnerista en un escándalo de coimas con la empresa brasileña Petrobras.
Según la acusación de la exprecandidata presidencial: «El ex director del área internacional de la compañía Néstor Cerveró, confirmó que en 2006 recibió coimas por la venta de la empresa de transmisión de energía Transener adquirida por Petrobras».
El ex ministro de Planificación y actual diputado, siempre de acuerdo con el relato de Cerveró habría operado para que Transener pasara a manos de la firma argentina Electroingeniería, de fuertes vínculos con el kirchnerismo.
Cerveró habría afirmado que tanto él como Soares recibieron 300.000 dólares por las gestiones que realizaron en 2007 para la venta de la compañía argentina de transmisión eléctrica Transener, que dependía de Petrobras, a una tercera empresa.
Según Clarín, el ex ejecutivo habría sostenido que De Vido, durante su gestión como Ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, lo presionó para realizar la venta. Según la declaración que conoció la prensa brasileña, primero se habría acordado vender Transener a una compañía estadounidense, pero después De Vido forzó la venta a la argentina Electroingeniería.
La acusación de Carrió solicita que se investigue el posible delito de cohecho y/o negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas. Y recayó en el juzgado federal 2, que está subrogando hasta febrero un juez que ha estado enfrentado con el kirchnerismo en la “Década Ganada”: nada más y nada menos que Claudio Bonadío, el mismo que instruyera la causa por la Tragedia de Once y que impulsara la causa por supuesto lavado de activos en el hotel de la familia presidencial, Hotesur.