Posadas. El PJ misionero y sus pretendidos “líderes naturales” no pueden salir del escándalo que estalló cuando se definía la presentación de listas de las internas partidarias, dispuestas para el 16 de diciembre próximo.
El senador ultra K, Juan Manuel “Juanchi” Irrazábal y sus aliados culposos; como el actual jefe partidario Luis “Lucho” Viana, la diputada Julia Perié; el camionero Adolfo Velázquez, y un grupo de humadistas reciclados, quedaron escandalosamente pegados con una maniobra que desnudó la desesperación de los kirchneristas puros para ofrendar el manejo del PJ local a sus jefes de Casa Rosada.
Por estas horas, la interna pactada para mediados de diciembre quedó en manos de dos jueces: la Justicia Federal Electoral y un juzgado Penal de Posadas, donde se investiga el bochornoso robo de padrones, documentaciones y avales de las listas que pretendían disputarle la presidencia del partido al senador Irrazábal.
La historia comenzó en la madrugada del pasado 13 de noviembre, cuando Juanchi y Lucho se dieron cuenta que la Junta Electoral no había acatado la orden de tumbar a las dos listas competidoras del denominado Frente de Unidad Peronista, que lidera el vertiginoso senador K.
El plan de los “ultrakirchneristas” del PJ era consagrar la lista de Irrazábal al frente del partido y mantener el control del Frente para la Victoria, pensando en las elecciones legislativas del año próximo.
El plan de Irrazábal y sus socios por necesidad no era otro que evitar una compulsa interna que desnude el verdadero poder de convocatoria y de votos que moviliza el partido de la avenida López y Planes, cuando Cristina de Kirchner no aparece en las boletas.
Tanto Juanchi como sus aliados consideraron riesgoso disputarle la interna partidaria al esquema de los “renovadores culposos” y “camporistas residuales”, que se amontonaron en una agrupación bajo el lema de “Luche y Vuelve”.
Allí, en ese rejuntado de ex menemistas, ‘antipuertistas’, y “filokirchneristas por conveniencia”, conviven desde el inefable Rolo Dalmau, Marquitos Rodríguez, el sindicalista Benigno Gómez, Yayi Maciel; hasta el ex presidente de Emsa, Héctor López Ricci, que vació la compañía eléctrica en poco más de un año de gestión.
Dicen que los muchachos de “Luche y Vuelve” son subvencionados por el ingeniero renovador Cirilo Vega, un ignoto funcionario que hizo millones manejando presupuestos en la Unidad Ejecutora Provincial y el proyecto Jatropha, y que ahora buscaría soltarse de sus mandos naturales para armar su propio futuro político.
Por eso, cuando Juanchi y Lucho se dieron cuenta que la Junta Electoral partidaria -donde se suponían que tenían el manejo total-, sacó el fallo habilitando la contienda entre las dos listas; no les quedó otra que alterar el escenario, echar a los tres miembros infieles de la junta, y hacer desaparecer todas las documentaciones que oficializaban la contienda, para el próximo 16 de diciembre.
Una cámara de seguridad de las inmediaciones de la sede peronista de la avenida López y Planes habría registrado cuando el Perro Velázquez –apoderado de la lista de Juanchi- y su edecán, la Chancha Arévalo, tiraban los expedientes de la Junta desde el segundo piso del edificio hacia el playón de ingreso, en medio de una operación trasnochada que desató el escándalo y, obviamente, la judicialización de las internas.
En realidad, lo grosero de la maniobra no fue más que un plan ex profeso para ensuciar el organigrama electoral, tumbar la convocatoria, y hasta ganar tiempo para buscar un remedio político desde Casa Rosada, como un nuevo proceso de intervención al partido.
