Uno de los máximos dirigentes de la Renovación le habría bajado el pulgar a José Garzón Maceda, el titular de la Dirección de Coordinación de Políticas Fiscales, quien, aparentemente, montó una red de asesores, gestores y facilitadores paralela a la Dirección General de Rentas. En el contexto de una política fiscal asfixiante, en la que el organismo provincial cobra impuestos hasta para ingresar mercaderías que están de paso por el territorio, se habría montado una estructura en las sombras, en la que personas allegadas a Garzón Maceda ofrecían y cobraban servicios para facilitar trámites en la DGR. Fuentes de PoderyPolítica aseguraron a este medio, que Garzón Maceda no continuará en la Dirección, con lo que se descabezaría esa red turbia que se valía del Estado y de la política fiscal de la Renovación misionera, para recaudar en las sombras, y para un pequeño sector del oficialismo.
Según fuentes de este medio, en un contexto de enormes dificultades y una pesada burocracia para ingresar mercaderías en Misiones, Garzón Maceda conformó un grupo de gestores y asesores con base en Buenos Aires, que facilitaba las operaciones de las empresas, a cambio de una jugosa tajada.
Si Garzón Maceda está complicado, su jefe Miguel Arturo Thomas, no corre mejor suerte. Es que “Pimpi” se habría manejado con excesivo celo al frente de la DGR en los primeros días del nuevo gobierno provincial que encabeza Hugo Passalacqua. Tras la reunión del sábado pasado, el mandatario provincial habría acordado con Macri, implementar políticas fiscales que estimulen una mayor inversión y productividad, comenzando con una moratoria a implementarse en los primeros días del año fiscal 2016.
Pero Thomas se habría mostrado díscolo, y se habría negado a firmar la moratoria, con lo que Passalacqua suma argumentos para echarlo. Y mantiene un encono personal con “Pimpi”: años atrás, le habría pedido colocar a un familiar en un cargo menor dentro de la DGR, pero Thomas se negó de plano, un desaire que el entonces vicegobernador no le perdonó.
Por otra parte, “Pimpi” es una figura muy desgastada en el gobierno renovador. Para empezar, es la cabeza de una política fiscal asfixiante en una provincia en la que parece que sólo prosperan económicamente, las personas cercanas al poder político de Carlos Rovira y Maurice Closs. En octubre del 2014, tuvo un fuerte enfrentamiento con el empresario Diego Barrios –hoy, un reconocido dirigente del PRO en Misiones-, cuando operadores de Garzón Maceda y Thomas, difundieron en medios afines a la Renovación, una denuncia apócrifa por supuesta evasión contra el titular de Electromisiones. Era la venganza de “Pimpi” contra Barrios, quien había encabezado una serie de protestas de comerciantes de Posadas contra la política fiscal renovadora.
Enterado por los medios de la supuesta evasión que se le endilgaba, Barrios disparó munición gruesa contra Garzón Maceda y Thomas, a quienes acusó de no conducirse como corresponde y en lugar de notificar judicialmente al supuesto evasor, fomentaron una opereta de prensa. “El sistema que utiliza Rentas es muy complejo, le molesta y jode a gente que está laburando y haciendo las cosas bien. Por eso nuestro reclamo. Hay un exceso y abuso sobre la actividad formal, nos están cargando de trabajo adicional y estamos cansados. Para mí el responsable de esto en la parte ejecutiva es el director de Rentas, Miguel Thomas y el responsable del control que es José Garzón Maceda. Pero esto no se hace si no es con la decisión política del conductor de la Renovación que es Carlos Rovira y el gobernador Maurice Closs, porque no entiendo cómo van a hacer algo si no es con el total apoyo de sus dirigentes”, sentenció Barrios en aquella oportunidad, sobre la acusación mediática de traslado de mercadería en supuesta infracción a la normativa fiscal misionera.
Ahora que el PRO es gobierno nacional, no sería extraño que para congraciarse, la provincia descabece a la DGR, de Thomas y Garzón Maceda. No sólo por el affaire ilegal contra Barrios, por la negativa a la moratoria pedida por el propio Passalacqua, y por la red turbia de coimas con la forma de “asesoramientos” para el ingreso de mercaderías a Misiones. Sino también porque la política fiscal de la DGR es incompatible con la actual política del gobierno nacional. Mientras el kirchnerismo estaba en el poder, con su esquema fuertemente intervencionista sobre la economía, era plausible una política fiscal dura en Misiones: se replicaba lo que hacía la Nación. Pero ahora, con el cambio de perfil de gobierno, la política fiscal renovadora resulta incongruente.
Baste un ejemplo: el cobro de un impuesto al ingreso de mercaderías –la famosa “Aduana Paralela” de la DGR-, es inconstitucional. El kirchnerismo toleraba esa medida que afecta a los intereses de un sector del empresariado que opera en Misiones, por la ligazón política con la Renovación y porque, a su vez, el gobierno imponía retenciones a la exportación y trabas a la importación. Pero con el gobierno de Macri, se pretenden el incremento en la producción y la actividad económica en ciertos sectores y sólo se mantienen las retenciones a la soja, además de librarse la importación. Entonces, ¿cómo sostener políticamente una presión fiscal asfixiante con un gobierno nacional que apunta en la dirección opuesta?