En el marco de una movilización nacional contra los femicidios y la violencia de género “Ni una menos”, también hubo una marcha en Oberá. Más precisamente, hubo dos marchas: una de autoconvocados y otra organizada por militantes y dirigentes renovadores, que aprovecharon el acto para mostrar a sus candidatos, en el marco de la campaña electoral. Sin importar que esto violaba el espíritu de la convocatoria -es decir, la lucha contra el femicidio es un problema social que excede los intereses coyunturales de los partidos-, los renovadores obereños, con Stella Leverberg tuvieron su marcha, partidizada. Alli, desde las 17,30 de ese 3 de Junio, se pudieron ver carteles y candidatos oficialistas, utilizando la convocatoria para sumar algún voto.
La marcha renovadora fue convocada por un sector del oficialismo misionero, donde destacaron la agrupación Adomis (que controla al sindicato docente UDPM) y su máxima exponente, la diputada K Stella Leverberg. Caminaron por la calle Santa Fe y se concentraron en la Plaza San Martín con carteles partidarios. Estuvieron todos. El Secretario de Gobierno del municipio y candidato del alcalde (Ewaldo) Rindfleisch a sucederlo, Daniel Behler; los también candidatos a alcaldes Horacio Olivera y Rubén Dieminger -los tres sumarán para el lema de la Renovación-; y también el concejal que preside el HCD, Jorge Motta. Incluso, no tuvbieron empacho en mostrarse con la presidente del Consejo de Seguridad Vial Marlene Carvallo, la madre de Matías Ortíz, uno de los acusados sobreseídos en la investigación judicial por el femicidio de Marilin Carballo -que sigue impune.
Evidentemente, quedó de lado cualquier escrúpulo para evitar que se desvirtúe una marcha y una lucha, en esencia, apartidaria. La movida renovadora tuvo su contracara en la marcha de los autoconvocados/as, que estuvieron a escasos 100 metros, en el Centro Cívico obereño. Pero en lo que muchos analistas políticos considerarían una mala jugada, los renovadores terminaron haciendo campaña con la madre de un presunto femicida, en una marcha en repudio a los femicidios. Quizás, en la feroz lógica de campaña, el oficialismo estimó que la iniciativa les trajo réditos electorales. Desde luego, las críticas llovieron desde todos los ángulos: por el obsceno uso electoral de la convocatoria, y por el respaldo a una persona sospechada de proteger a presuntos femicidas.