Néstor Kirchner y José Luis Rodríguez Zapatero firmaron un acuerdo en 2005. España vendía material ferroviario en desuso y Argentina lo compraba, lo reparaba y con eso debía modernizar la obsoleta red ferroviaria urbana tan desgastada por el paso del tiempo y la falta de inversión.
Era un acuerdo de Estado a Estado. Pero aparecieron los intermediarios que se quedaron con comisiones, coimas, o como ellos mismos lo llamaban, «costes políticos». Manuel Vázquez, detenido este sábado, es uno de los testaferros de Ricardo Jaime, también preso.
Cuando el ex secretario de Transporte del kirchnerismo manejaba todos los negocios de ese sector, Vázquez era quien colectaba «el diezmo». Condenado por estafas y cheques sin fondo, tenía una consultora que actuaba como intermediaria en los negocios que hacía Jaime. La empresa se llama Controles y Auditorías Especiales S.A (CAESA). Vázquez se presentaba como asesor «ad honorem» de la repartición y al mismo tiempo su empresa cobraba por intermediar en operaciones que Jaime decidía. Corrupción pura y dura.
LAS COIMAS QUEDARON AL DESCUBIERTO EN MILES DE MAILS DEL TESTAFERRO DE JAIME
Esa corrupción ha quedado registrada en contratos firmados con la empresa española Expansión Exterior que se dedica a vender productos españoles en el mundo. Ellos firmaron convenios con CAESA y su filial española CYAES para que intermediarán en la compra de los trenes.
La confirmación de la existencia de coimas en el negocio de los trenes españoles quedó al descubierto cuando salieron a la luz los miles de mails que Vázquez tenía en sus computadoras. Cuando la justicia allanó sus oficinas incautó el material que había en los archivos informáticos. Entre otros delitos, se reveló el de las coimas en la compra en España.
En aquellos mails, Vázquez hablaba con su socio español a cargo de CYAES, Miguel Ángel Lorente Celaya, de la necesidad de incluir en los precios de las compras los «costes políticos». Las coimas. Así de simple.