La votación del acuerdo con los Fondos Buitre o Holdouts, que provocó una fractura en el bloque de diputados K misioneros, obligó también a ensayar argumentos para lograr lo imposible: acercarse al oficialismo de Mauricio Macri y no ser llamados “traidores” o “acomodaticios”. Más coherentes -y aislados- quedaron los “camporistas” Daniel Di Stéfano y Britez, quienes acataron las órdenes del bloque parlamentario del Frente para la Victoria y votaron en contra del proyecto del ejecutivo. Pero Jorge Franco, Silvia Risko y Maurice Closs, se las vieron en problemas para explicar su posición y su giro copernicano en este tema, evidenciando que la Renovación es un partido oficialista, sea el que sea le proyecto político que gobierne la Nación.
Una de las primeras en autoexculparse fue la Senadora Sandra Giménez, que aún no votó en la Cámara alta, pero ya anticipa que acompañará el proyecto del oficialismo, que implica un endeudamiento de más de 12 mil millones de dólares. “Los integrantes del Senado tratamos de encontrar la respuesta política aceptando y adaptándonos a la realidad para encontrar la mejor respuesta como país. Y esa realidad a la que tenemos que adaptarnos es una sentencia judicial”, señaló la senadora K, que como todos los legisladores K que ingresaron en 2013, avalaron con su voto la Ley de Pago Soberano -una de las normas derogadas este martes.
La exvicegobernadora de Maurice Closs salió a defenderlo y opinó que tanto él como votaron “pensando en la provincia”.
Anticipando lo que será el apoyo de los senadores misioneros -además de ella misma, el renovador K, Salvador Cabral Arrechea y el kirchnerista Juan Manuel Irrazábal-, al proyecto de Macri, la legisladora sostuvo a un medio provincial: “Los senadores misioneros no somos ni levanta manos ni cobra sueldos somos responsables políticos de un proyecto en Misiones. No nos pongan como buenos ni malos, nosotros estamos votando por Misiones”, contó.
“Con Macri ideológicamente no comparto absolutamente nada, nosotros estamos exactamente en el mismo lugar desde hace 12 años, defendiendo los intereses de los misioneros”, ensayó la ex kirchnerista, que pronto será catalogada como “traidora” al proyecto “nacional y popular” del kirchnerismo -en proceso de disolución.
Silvia Risko, por su parte, es una de las que también apeló al dramatismo en su explicación de los motivos para votar en contra de lo que ella misma había apoyado en 2014, cuando el kirchnerismo logró la sanción sin debate y a libro cerrado, de la Ley de Pago Soberano. “Fue una decisión muy difícil, en lo personal hasta muy dolorosa, pero no se trata de cuestiones personales sino de lo mejor para las sociedad misionera”, dijo la diputada, otra de las renovadoras K que votó con la macrismo, “desgarrada”.
La legisladora argumentó que el legislativo nacional siempre le ha dado potestad del Ejecutivo para reestrecturar la deuda y, de todas formas, no votó a favor del acuerdo por voluntad propia, sino que lo hizo acatando la decisión del partido de la Renovación. “No fue una decisión personal”, sino “que es una decisión del poder político de la provincia de Misiones”, dijo en declaraciones que aluden al conductor del partido, Carlos Rovira.
Por otra parte, dejó en claro que el acompañamiento está vinculado al envío de fondos coparticipables a Misiones, algo crucial para el gobierno provincial. “Hasta tanto no hay una reforma que garantice la autonomía real de las provincias, Nación sigue decidiendo que fondo envía y cuáles no”, expresó Risko, planteando que no votó bajo ninguna presión.
Quizás, ya acostumbrado al mote de “traidor”, el exgobernador Maurice Closs aseguró que votó para asegurar la gobernabilidad de Macri y admitió que en el pasado ha acompañado proyectos de la expresidenta Cristina Kirchner, “tapandose la nariz”. Sin embargo, el dirigente que fundó el partido de la Renovación en 2003, traicionando a la dirigencia de la UCR Misiones -que presidía-, dejó en claroque no le agrada el epíteto que ya le endilgan los kirchneristas de paladar negro. «Lo que no quiero es que me llamen traidor los misioneros que son a quienes me debo, por quienes he trabajado, por quienes he gobernado durante ocho años y a quien me debo es al gobernador (Hugo Passalacqua) para que siga haciendo las cosas lo mejor para mi provincia», sentenció, de acuerdo con Perfil. Desde luego, los militantes radicales llevan más de 12 años llamándolo traidor, lo reconozca o no.
«Si (los exaliados K) me quieren llamar (traidor) que me llamen, pero a mí no me van a hacer ni un pellizcón con la palabra traidor. Sé muy bien dónde estoy parado», dijo el exgobernador semi-converso, que está perdiendo influencia dentro de la Renovación y no tiene un espacio político nacional donde refugiarse.
De su parte, el exministro Jorge Franco se llamó al silencio y sólo posteó en su cuenta de twitter, el documento emitido por Passalacqua ordenando una auditoría en EMSA por el malestar social desatado luego del salvaje tarifazo ordenado por la empresa estatal privada.
Volviendo sobre el tema de las traiciones, no tan infrecuentes en la política de estos días -sobre todo en la Renovación, el partido que nació de la traición a las estructuras y caudillos del PJ y la UCR-, la semana pasada, el diputado camporista misionero Daniel Di Stéfano había llamado “traidor” a su par Diego Bossio, el jefe del bloque Justicialista, que se escindió del FpV, semanas atrás. ¿Qué hará ahora con su exjefe Closs y su mentor Jorge Franco?