Lejos de las chicanas y en tono presidencial, Milei bajó un cambio y convocó a los gobernadores a negociar un “pacto de mayo”. Pidió como paso previo la sanción de la ley ómnibus.
Este viernes 1° de marzo, el presidente leyó un discurso frente a la Asamblea Legislativa en el que usó un tono presidencial, alejado de los ataques soeces que encadenó contra los gobernadores y a los legisladores desde la caída de la ley ómnibus.
Milei enumeró las medidas que tomó en los primeros tres meses de su gestión y anunció un paquete de leyes “anti casta”, entre la que se destacan las elecciones libres en los sindicatos. Además anunció el cierre de Télam.
De acuerdo con LPO, luego de la rebelión de los patagónicos y de su derrota en la Justicia contra el gobernador Nacho Torres –por los fondos del transporte y por la coparticipación–, Milei hizo caso a quienes le sugerían que convocara al diálogo a los mandatarios.
Lo hizo por medio de una invitación a Córdoba para el próximo 25 de mayo, para firmar un pacto de 10 puntos con la condición de que antes le voten la ley ómnibus.
A cambio, Milei propuso un nuevo pacto fiscal como vienen reclamando las provincias. Con el pacto, busca sancionar una reforma laboral y la vuelta de las AFJP.
Fue una muestra de realismo político luego de meses de denostar al sistema político y en especial a los gobernadores. También bajó un cambio respecto de su cruzada contra los diputados y senadores. Esta misma semana había dicho que podía gobernar sin el Congreso y ahora volvió a insistir con la ley ómnibus y el pacto fiscal que deben pasar por el parlamento.
La elección del lugar para el pacto también fue un gesto de distensión. Milei venía a los tiros con el gobernador Martín Llaryora, que aplaudió cuando el presidente propuso el pacto en su provincia.
Entre las propuestas más destacadas del “pacto de mayo” está la revisión de la coparticipación federal de impuestos, poniendo fin al modelo considerado “extorsivo”.
Además, habla de la inviolabilidad de la propiedad privada, el equilibrio fiscal innegociable, y una significativa reducción del gasto público, que busca situarse en torno al 25% del Producto Bruto Interno, 15 puntos menos que el que entregó Alberto Fernández. Se trata del número propuesto en el Plan Motosierra que cuando era un simple economista elaboró con su entonces socio, Diego Giacomini.
La reforma tributaria es otro de los pilares de este pacto, con el objetivo de aliviar la carga impositiva sobre los ciudadanos y las empresas, fomentando así el comercio y la inversión.
En el ámbito laboral y previsional, se propone una modernización que promueva el empleo formal y asegure la sustentabilidad del sistema de jubilaciones, permitiendo además la opción de un régimen privado para aquellos que así lo prefieran.
La reforma política estructural busca, por su parte, realinear los intereses de los representantes con los de los representados, fortaleciendo la democracia argentina.
Finalmente, el pacto pone especial énfasis en la apertura al comercio internacional, con la visión de reintegrar a Argentina en el mercado global como un actor de peso, aprovechando sus vastos recursos naturales y su potencial productivo.