Gerardo Morales y José Cano son las caras más visibles de una presión que empieza a crecer en el radicalismo para que Ernesto Sanz desista de su candidatura presidencial y vaya como compañero de fórmula de Mauricio Macri, algo que ambos se encargaron de tratar de desmentir.Los candidatos del radicalismo para las gobernaciones de Jujuy y Tucumán empezaron a plantear su idea en las conversaciones que mantienen con la cúpula del partido, con la que estuvieron en tensión durante toda la previa de la Convención de marzo donde se aprobó el acuerdo con el PRO.
El principal problema que vislumbran Morales y Cano es que el armado de las listas podría dejar heridos en sus distritos, que como suele suceder deriva en fugas o armado de listas para desafiar sus candidaturas. La idea es compartida por otros candidatos radicales como Luis Naidenoff o Julio Martínez, pero no es aceptada por gran parte del PRO donde quieren ir como un vice propio o en todo caso Carlos Reutemann.
Los radicales que buscan desbancar a los gobernadores peronistas no quieren saber nada con que surjan nuevas listas de la oposición en sus provincias, ya que eso sería letal para sus posibilidades de ganar. Esa es la única razón de su repentino interés por la “unidad”, que además les garantizaría la exclusividad de la lapicera.
Se trata de un esquema similar al que plantean los radicales bonaerenses, que no quieren saber nada con tener que armar una lista propia para competir por la gobernación y se conforman con meterle el vice a María Eugenia Vidal.
Las muestras más evidentes del deseo de un sector del radicalismo de que haya una fórmula de unidad a nivel nacional es que varios de los considerados “massistas” empezaron a admitir que no apoyarán al líder del Frente Renovador a nivel nacional sino al candidato que surja de la interna PRO-UCR-CC, sea quien sea.
El primero en hacerlo fue el tucumano Cano, que ahora afirma que su candidato siempre fue Sanz y que votará a Macri si gana en las PASO. Lo mismo se habría acordado con Morales, el último en cerrar con el PRO.
Hasta Julio Cobos se tuvo que bajar de su intransigencia y hoy reconoció que no tendrá otra que votar al jefe de Gobierno si gana. «Voy a votar al ganador de las PASO entre Macri, Sanz y Carrió. Es lo que corresponde. Es lo que se consensuó. Si el radicalismo decide establecer esas reglas de juego, votaré a Macri si gana las PASO. Acataré las reglas del juego», indicó. «Si Macri gana imagino a la UCR formado parte del Gobierno», acotó.
Las declaraciones de Macri y Sanz de los últimos días parecieron una respuesta a esta presión creciente.
El jefe de Gobierno dijo el lunes que ya tiene a su vicepresidente y adelantó que es alguien «que representa los valores» con los que se identifica el PRO. Se trató de un intento típico de evitar la presión radical para ponerle al compañero de fórmula o al menos patear la discusión para adelante.
Por su parte, Sanz descartó ayer que piense bajarse. «Yo soy candidato a presidente y voy a competir contra Macri en las primarias del 9 de agosto representando a mi partido», declaró el presidente de la UCR, que sabe que tiene todas las de perder en esa competencia.
Se sabe que en tiempos electorales la mayoría de los políticos dice lo contrario a lo que realmente desea.
Es por eso que por lo bajo son muchos los radicales que mientras niegan una fórmula conjunta con el PRO, aceptan que es mejor tener la posibilidad de un vicepresidente propio a competir con Macri en las primarias y quedarse sin nada a nivel nacional.