La bochornosa sesión en la que los “camporistas” Julián Álvarez y Juan Forlón, fueron designados en la Auditoria General de la Nación, dejaron secuelas en el bloque oficialista, que podría separarse en dos bandos, si Mauricio Macri (Cambiemos), se impone en el Ballotage del 22 de Noviembre y el kirchnerismo deja el poder ejecutivo, tras doce años de ejercicio ininterrumpido. Los diputados del Frente para la Victoria, provenientes de las provincias reaccionaron en la reunión de bloque. “No podemos nombrar auditores antes de la elección. Estamos anticipando que perdemos”, planteó el sanjuanino Enrique Tomas, cercano al gobernador José Luis Gioja, diputado desde diciembre. Lo acompañó la jujeña Mariela Ortiz, pero Juliana di Tullio se negó a escuchar y aclaró que todo valía para proteger a La Cámpora.
Tomas consultó a su gobernador pero la respuesta fue la esperada: mejor es no romper el bloque antes de las elecciones. Y todos bajaron a votar, pero después del 10 de diciembre nada será igual, sobre todo porque además de Gioja habrá otros gobernadores como Maurice Closs, que se sumarán al bloque. Al menos, esto sucederá si el candidato presidencial Daniel Scioli, no gana la Segunda Vuelta electoral y Closs no se convierte en Ministro de Turismo y Deporte.
Entre pasillos ya se habla de un bloque de “La Cámpora ampliado”, con la casi treintena de diputados que tendrá y otros que puedan sumarse, como la propia Di Tullio y el mendocino Guillermo Carmona. Y el resto como PJ, atento a las realidades territoriales. Con los números de las generales, entre todos sumarán poco más de 100 diputados, lejos de la mayoría de 129 que no tendrá ningún bloque.
Los “camporistas” vienen mostrándose con ganas de ser opositores a Macri. El ministro de Economía, Axel Kicillof, diputado desde diciembre, pareció admitirlo cuando defendió la ley para impedir la venta de acciones de la Anses en empresas. “No las van a poder vender”, le enrostró a la senadora radical Laura Montero, antes de las generales de octubre.
Carmona es un buen ejemplo del umbral que divide al bloque. Los referentes de los gobernadores todavía le recriminan haberle pedido a Cristina que echara al fallecido Juan Carlos Mazzón, por no darle a la Cámpora la mayoría de las listas de Mendoza, según indica LPO.
La UCR aprovechó esa interna y ganó, pero a los camporistas les alcanzó con ubicar a Anabel Fernández Sagasti como senadora. De eso se trata.
En tanto que la jefa de bloque, Di Tullio, no es querida por nadie, porque a su irreverencia le suma una incapacidad inédita en resolver la agenda parlamentaria, evidenciada en la pésima organización de la escandalosa sesión de que nombró a los auditores camporistas.
Tuvo mucho que ver con el bochorno porque como pocas veces, debió hacerse cargo de todo el plan de sesión. Todavía furioso por la interna perdida en la provincia, Julián Domínguez no se ocupó de reunir aliados hasta que vio que si no lo hacía se caía todo.
Teresa García hizo el trabajo de siempre para juntar el quórum pero no contaba con que en la reunión de bloque, Di Tullio los sorprendería con un nuevo temario. Varios desaparecieron. García es hace meses la única que puede coordinar una reunión de labor parlamentaria, porque Di Tullio no tarda en pelearse con los jefes de bloque de otras fuerzas.
Los resultados electorales alejaron todavía más a La Cámpora del resto. “Todas sus apuestas fracasaron. Se querían recluir en la provincia y la perdieron por primera vez en 28 años. Sólo ganaron un par de intendencias y Santa Cruz, con todo el Estado a su favor ¿Para ganar la provincia que necesitaban? ¿Otro país?”, se indignaba otro diputado. Se lo harán sentir en diciembre. Cuando tal vez los dejen solos. Obviamente, si pierde Scioli.