La senadora nacional por Tucumán, Beatriz Rojkés, esposa del gobernador K José Alperovich, pidió disculpas este lunes por haber insultado a un damnificado por las inundaciones en la zona sur de Tucumán. «Fue una actitud absolutamente primitiva», sostuvo la cuestionada senadora, aunque opinó que el incidente estuvo «preparado». “Yo tengo diez mansiones, no una, y estoy acá. Podría estar en mi mansión, pedazo de animal, vago de miércoles”, le dijo la legisladora a Cristian Bulacio, un damnificado que solicitaba asistencia y máquinas en la localidad tucumana de El Molino, días atrás.
«La verdad que he reaccionado absolutamente mal, es la mezcla del dolor, de la impotencia, de no poder llevar todas las soluciones lo que me hizo perder la calma cuando yo estoy absolutamente acostumbrada a recorrer la provincia y a que manden gente a molestar», expuso la legisladora, en declaraciones a una radio de Capital Federal. Con estas disculpas, Rojkés pareció incluir cualquier tipo de demanda dentro de lo que considera una especie de operación política destinada a golpear su imagen pública.
Al ser consultada en diálogo con Radio La Once Diez acerca de si se siente víctima de la situación por el supuesto “armado” del enfrentamiento contestó: “Yo víctima no soy, y si he sido víctima lo he sido de mi propia irresponsabilidad, de haber reaccionado de una forma que jamás lo tendría que haber hecho”.
De acuerdo con la versión de Perfil.com, Rojkés tomó con gracia la pregunta de la periodista Marina Abisuo, sobre sus mansiones. Luego de reírse, aseguró: “Me gustaría tener alguna, no, no tengo. Vivo en una muy buena casa, pero no sé si en Tucumán hay mansiones, la verdad desconozco”, afirmó intentando mostrar una imagen más cercana al ciudadano común. Aunque difícilmente lo logre, tras este exabrupto que dejó al desnudo que la dirigente conoce y hasta parece reivindicar, las enormes desigualdades sociales entre los dirigentes y funcionarios de fortunas millonarias, y los ciudadanos de a pie, los votantes que son los primeros en sufrir las consecuencias de las inclemencias climáticas y la falta de previsión y asistencia por parte del Estado.
Cabe resaltar que si, como plantea la propia Rojkés, la furiosa respuesta al reclamo fue una reacción no premeditada, no pensada, producto del agotamiento mental y físico, ello significa que en un plano inconsciente, la senadora se reconoce a sí misma, distante y alejada de la realidad social de los damnificados. Y lo que es peor, en forma preconsciente, Rojkés exige respeto por “bajar” de sus “mansiones” y “escuchar” los reclamos que según ella, son de personas enviadas “a molestar.”
