Se anticipaba que la salida del gobierno y la consecuente pérdida de poder económico y político del kirchnerismo, tendría su repercusión en el ámbito legislativo, en el Congreso de la Nación. Este miércoles esto quedó en evidencia con la escisión del bloque del Frente para la Victoria y aliados, que sufrió el éxodo de 18 diputados nacionales, liderados por el extitular de la ANSES, Diego Bossio. Con el apoyo de cuatro gobernadores y varios sindicalistas, los legisladores justicialistas que estaban enfrentados con el jefe de la bancada kirchnerista, Héctor Recalde y con “La Cámpora”, conformaron un bloque propio desde el que ejercerían una “oposición responsable”, que garantiza la gobernabilidad al presidente Mauricio Macri. El nuevo escenario es favorable a Cambiemos, que pasa a ser la primera minoría -hasta ayer, el FpV ostentaba esa condición- y, al mismo tiempo, el oficialismo ya no necesita negociar con el kirchnerismo duro para obtener el preciado quórum parlamentario. Los gobernadores que rompieron con el kirchnerismo son cuatro -el más notorio es el salteño Juan Manuel Urtubey-, pero podrían ser más en los próximos meses. El misionero Hugo Passalacqua se alejaría del kirchnerismo “cristinista” en los próximos meses.
La ruptura del bloque del FpV fue liderada por los gobernadores Urtubey (Salta), Lucía Corpacci (Catamarca), Sergio Casas (La Rioja) y Domingo Peppo (Chaco); además de los sindicalistas Ricardo Pignanelli (Smata), Sergio Sassia (Unión Ferroviaria), Norberto Di Próspero (Asociación de Personal Legislativo) Omar Viviani y Raúl Olivares (taxistas). Y se concretó en una reunión que empezó este miércoles a las 10 en la sede del sindicato de taxistas y lideraron los diputados Diego Bossio y Oscar Romero (de Smata), quienes a las 10 encabezaron una reunión en la sede del sindicato de taxistas. Un par de horas más tarde anunciaron haberse quedado con 15 miembros del FpV y tres de otros bloques, aunque en el kirchnerismo sólo reconocieron 12 pérdidas.
A las 11, el titular del bloque del FpV y aliados, Héctor Recalde empezó su reunión de bloque con la misión de evitar la ruptura, o aminorarla lo más posible.
Ahí mismo, según LPO, se enteraron que además de Bossio y Romero, habían partido también los salteños Evita Isa, Pablo Kosiner y Javier David; el correntino Carlos Rubin (no fue pero confirmó su adhesión); los jujeños Guillermo Snopek y Héctor Tentor; el mendocino Rubén Miranda; el chaqueño Gustavo Martínez Campos; el catamarqueño Néstor Tomassi; y la riojano Teresa Madera.
Bossio se adjudicaba además a la rionegrina María Emilia Soria y al correntino Oscar Macías, a quien Recalde insiste en considerar propio por su cercanía con Daniel Scioli.
Las 15 deserciones se completan con el riojano Luis Beder Herrera, quien no fue a ninguna de las reuniones, pero los díscolos consideran propio. De hecho, el exgobernador riojano ha participado de reuniones con Bossio en los últimos días y, por otra parte, está vinculado al actual mandatario Sergio Casas.
El nuevo bloque se llamará «Justicialista» y lo integrarán además el ex massista Alberto Roberti y los pampeanos Gustavo Ziliotto y Gustavo Fernández Mendía.
Urtubey y Bossio trabajaron en la ruptura en el verano, con la ayuda de Sergio Massa y Emilio Monzó, interesado en machacar el bloque duro del FpV y facilitar el quórum.
El bosquejo original tenía un piso de 22 miembros y una expectativa de llegar a 40, pero el decreto de Macri que le triplicó la coparticipación federal a Capital Federal generó rechazo en varios gobernadores, que, en principio, ya tenían previsto sumarse a la oposición peronista “democratica” y “racional”. Entre los gobernadores que prefirieron esperar unos meses para sumarse al bloque de peronistas que buscan alejarse del kirchnerismo y de la expresidente Cristina Kirchner, se encuentran Juan Manzur (Tucumán), Gildo Insfrán (Formosa) y hasta el misionero, Hugo Passalacqua (Misiones).
Es sabido que Misiones depende en gran medida de fondos nacionales para hacer frente a obligaciones y salarios, de ahí que, por lógica, el gobierno de la Renovación termine alineado políticamente al gobierno de turno. En los últimos 12 años, existía un contexto en el que los renovadores podían plantear que mantenían una coherencia ideológica y formaban parte del “proyecto nacional y popular” -recuérdese que el kirchnerismo y la Renovación surgieron en forma simultánea, gracias a la llamada “transversalidad”. Ahora, Passalacqua y Carlos Rovira buscarán coexistir pacíficamente con Macri, haciendo a un lado toda la retórica de años anteriores. Quien queda descolocado con el cortocircuito entre renovadores y kirchneristas, parece ser Maurice Closs, quien está demasiado identificado con el anterior gobierno y está perdiendo influencia política dentro de su propio partido.