Posadas. Quizás en medio de un exceso de genialidad legislativa y política, el concejal posadeño renovador K Julio Vivero decidió venerar las “denodadas acciones institucionales” que llevan adelantes las autoridades del Gobierno misionero para revisar el salvaje tarifazo en la luz.
Trascendió que este jueves, en plena sesión del Concejo Deliberante de Posadas, Vivero se mostró desencajado cuando sus colegas ediles de la oposición y los usuarios autoconvocados de Emsa pedían la cabeza de los funcionarios provinciales que impusieron el nuevo cuadro tarifario de la compañía eléctrica estatal.
Vivero, quien se hizo tristemente célebre por su frase de campaña “no sólo soy una cara bonita…”, quedó atrapado por su debilidad obsecuente ante tantas críticas contra el tarifazo del Gobierno Renovador K, que no se le ocurrió otra idea que tratar de reivindicarlos con un ‘proyecto de beneplácito’.
Vivero impulsó un proyecto de declaración donde le pedía al Parlamento municipal que se declare el “beneplácito” por los esfuerzos institucionales que lleva adelante el presidente de Emsa, el ultracuestionado Sergio “Pity” Ferreyra, para “…revertir el cuadro tarifario” que el mismo funcionario habilitó en febrero, para llevar el costo de la luz a más de 300%, en la mayoría de los casos.
El concejal Vivero, que cayó en desgracia en la corte ultrarovirista cuando su candidatura a intendente por Posadas demandó varios millones de pesos sin pena ni gloria, no sólo pidió el “reconocimiento legislativo” para Pity Ferreira, también para el gobernador Hugo Passalacqua y los diputados nacionales de la Renovación K.
Entendería Vivero, de acuerdo con sus asesores, que el Gobierno provincial y sus representantes en el Congreso están haciendo “esfuerzos titánicos” para revertir el voraz aumento en las boletas de luz, quizás desconociendo que Emsa impuso el tarifazo para tratar de achicar los más de 400 millones de pesos que arrastra de déficit.
Obviamente, los concejales de la oposición y hasta varios de sus compañeros de bancada pusieron el grito en el cielo ante semejante iniciativa, a la que simplemente consideraron como una “inoportuna manera de cultivar su ya empalagosa obsecuencia” con los jefes políticos de la Renovación, que lo creían el nuevo “golden boy” de los transversales K misioneros. Pero, como sostiene uno de los permitidos voceros de Carlos Rovira, el pibe Vivero, con sus acciones, está más cerca de disputarle el rol farandúlesco a Matías Alé y sus delirios místicos, que cimentar su carrera política como alternativa de poder en la ciudad capital.