“Está buscando una excusa para bajarse”, coincidían dirigentes del Frente Renovador, enterados de la brutal agresión de Francisco De Narváez, a un periodista de La Plata, que había publicado una nota injuriante, haciendo alusión a la vida sexual del precandidato a gobernador del massismo. La salida de Darío Giustozzi no sólo lo dejó como único candidato a gobernador del Frente Renovador, sino que carga en su mochila la responsabilidad de ser uno de los mayores financiadores de la campaña de Sergio Massa.
Según LPO, el diputado tendría un pie afuera de su candidatura, por la caída en las encuestas y el casi constante alejamiento de intendentes del Conurbano, del espacio del diputado tigrense. La llegada de De Narváez al Frente Renovador en enero, anunciada en conferencia por Massa, tuvo entre sus objetivos tener una fuente más de ingresos, además de condicionar a Giustozzi, quien terminó yéndose semanas atrás, con fuertes críticas al exalcalde de Tigre.
La llegada del “colorado” y de la diputada Graciela Camaño –jefa de campaña de Massa-, habría iniciado un proceso de quiebre en el partido, del que ya se alejaron ocho intendentes, y el exjefe de Gabinete Alberto Fernández, uno de los referentes del espacio. “Massa se perdió con De Narváez y Camaño y ahora debe pedirle votos a los dirigentes que durante un año ignoró y hasta le armaba internas”, interpretan en el Frente Renovador.
La caída en las encuestas, tiene su correlato lógico en el alejamiento de “barones del Conurbano” que buscan asegurar resultados en sus distritos. Gabriel Katopodis (San Martín), Carlos Selva (Mercedes), Joaquín de la Torre (San Miguel) y Luis Acuña (Hurlingham), podrían ser los próximos intendentes que regresen al Frente para la Victoria.
El debilitamiento del Frente Renovador es el escenario polarizado entre Daniel Scioli y Mauricio Macri, que pretenden el gobierno nacional, el espacio del PRO y la UCR, y los grandes medios de prensa concentrados, que apuestan a la fórmula presidencial del Jefe de Gobierno porteño. Para el kirchnerismo, es claro que tienen más posibilidades enfrentando a un candidato conservador, bastante refractario al peronismo, que a un justicialista y exintegrante del proyecto “nacional y popular.” En cualquier caso, que se mantengan Massa y Macri por separado, permitiría al oficialismo acercarse a una victoria en primera vuelta, como muchos opositores temen.
