n las redes sociales se multiplicaron los afiches virtuales, con mapas de distintas regiones del país y las rutas a seguir. Los jefes de La Cámpora extendieron las reuniones hasta última hora de ayer, para definir todos los detalles. Sectores del peronismo que se habían mantenido distantes hicieron público su respaldo. Quedó todo listo: el kirchnerismo de todo el país se movilizará hoy a los tribunales de Retiro con el objetivo de respaldar a Cristina Kirchner y dar una contundente demostración de fuerza.
La marcha -que reunirá a una multitud, según la expectativa de los organizadores- coincidirá con la declaración de la ex presidenta ante el juez federal Claudio Bonadio . Pero tendrá un significado político que excederá el rechazo de lo que el kirchnerismo considera una «persecución judicial». Según el análisis de los sectores más cercanos a Cristina, la movilización impactará de lleno en el tablero político y colocará a la ex presidenta a la cabeza de la oposición, después de cuatro meses en los que se mantuvo al margen de la escena pública.
Para garantizar el éxito de la convocatoria, los principales dirigentes del kirchnerismo dispusieron un esquema de movilización organizado hasta el último detalle. Los militantes de las provincias más alejadas salieron anteanoche, en ómnibus y en caravanas de autos particulares. Los de la región centro partieron ayer a la mañana. En la provincia de Buenos Aires se organizó una caravana por cada sección electoral, con unos 75 puntos de encuentro durante la peregrinación de madrugada.
La idea es que todas las columnas estén acomodadas para las 10, cuando se espera la llegada de Cristina al edificio de Comodoro Py 2002. La ex presidenta, que ya tuvo su movilización de bienvenida anteanoche en Aeroparque, no anticipó si hablará ante la multitud. Pero todo está preparado para que lo haga: el sindicato de encargados de edificios, que conduce Víctor Santa María, también presidente del PJ porteño, aportó un camión que servirá como escenario. Esa parte de la organización quedó a cargo del ex secretario general de la Presidencia Oscar Parrilli .
Cristina permaneció ayer en su casa de Barrio Norte hasta las 14.30, cuando se retiró, en medio del calor de sus seguidores, rumbo al departamento de su hija, Florencia, donde vive con Helena, la nieta de la ex presidenta. En ese lugar recibió al ex juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni. Por ahora, Cristina no designó abogados en la causa, pero es casi seguro que la representará Carlos Beraldi. Las manifestaciones de apoyo a la ex presidenta sumaron ayer adhesiones de peso, por fuera del espacio estrictamente kirchnerista. El más contundente fue el presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza, que convocó a la movilización. En representación del partido, sostuvo que el Gobierno busca «aislar» y «estigmatizar» a Cristina, y respecto del expediente en el que debe declarar la ex presidenta afirmó: «Ésta es una causa política, por lo tanto la respuesta debe ser política».
Más de veinte intendentes bonaerenses se sumarán hoy a la marcha, y calculan aportar unas 20.000 personas. Las columnas más gruesas serán de La Matanza, Avellaneda, Berazategui y Merlo. «Va a explotar la gente en la calle», dijo a LA NACION el jefe comunal de Ensenada, Mario Secco. Espinoza agregó que será «una gran pueblada», «una movilización democrática» a favor de la ex presidenta.
Además de las agrupaciones de militancia más cercanas a Cristina, como La Cámpora y Nuevo Encuentro, serán parte de la marcha el Movimiento Evita, la Corriente Nacional de la Militancia, el Frente Transversal y Miles, entre otras organizaciones. También sindicatos de la CTA de Hugo Yasky y el sector de la UOM que lidera Abel Furlán.
Aunque no comprometieron su presencia en la movilización, manifestó su rechazo al proceso judicial el «grupo de los ocho», un conjunto de intendentes del conurbano alejados de la conducción de Cristina. Entre ellos, Juan Zabaleta (Hurlingham), Gabriel Katopodis (San Martín) y Martín Insaurralde (Lomas de Zamora). La misma opción eligió el presidente saliente del PJ, Eduardo Fellner. «La citación de la ex presidenta es un nuevo ejemplo de judicialización de la política», sostuvo.