En el Gobierno creen que sólo si Macri es candidato tienen chances serias de ganar en las presidenciales del año que viene. La imagen positiva del Presidente apenas llega al 25% y sigue cayendo, según diversas encuestas.
Alberto Fernández resiste la presión de los “halcones” de su entorno que le piden romper con Cristina Kirchner por la inviabilidad que le muestran las encuestas para retener la presidencia con un proyecto sin su vice.
“Se dedica más a frenar renuncias que a armar algo propio”, dijeron a LPO cerca del presidente, en donde no ocultan el fastidio por su insistencia a mantener la unidad de un Frente de Todos fracturado a la vista de la sociedad.
Sin embargo, esa postura no es antojadiza: en el peronismo manejan encuestas que muestran que el diferencial entre la imagen positiva y negativa de Alberto ya es peor que la de Cristina, lo que ya es bastante que decir.
Tanto la vicepresidenta como otros dirigentes del kirchnerismo como Axel Kicillof, Eduardo “Wado” de Pedro y Máximo Kirchner exhiben una curva casi idéntica: tienen un nivel alto de imagen negativa, pero conservan un piso que no varía a lo largo de los meses, hagan lo que hagan y digan lo que digan. Es el núcleo duro que los votará en cualquier circunstancia.
En cambio, Alberto Fernández no tiene esa suerte. Su techo es la imagen positiva, que no supera el 25 por ciento y sigue en baja. El presidente está en el peor de los mundos: viene de la comunidad no polarizada, pero discursivamente le habla a la comunidad kirchnerista y los kichneristas lo rechazan.
“Grita los goles de Boca con la camiseta de River, entonces los de River lo putean y los de Boca dicen que es gallina”, dijo un importante dirigente del Frente de Todos al citado portal.
Lo que choca contra el sueño de emancipación de los halcones del albertismo, son los números que manejan en el FdT y que indican que sin el sector ultrakirchnerista, Alberto puede perder prácticamente con cualquiera. Según esas mediciones, hay una decena de dirigentes con mejor diferencial entre imagen positiva y negativa que el presidente.
De hecho, Fernández incluso aparece detrás de dirigentes que no hicieron expresa su voluntad de competir en la presidencial, como el cordobés Juan Schiaretti o el neurocientífico Facundo Manes. Con la imagen de Alberto derrumbada, el “centro” que se sumó a la base kirchnerista y lo llevó a la presidencia está huérfano.
Por eso en el Gobierno creen que sólo tienen serias chances de ganar si desde la oposición deciden polarizar al extremo. Es decir, si Mauricio Macri decide competir. Porque como sucede con el kirchnerismo, con un electorado tan fragmentado, los extremos condicionan las candidaturas, pero no ganan solos.
En consecuencia -evalúan en el albertismo- si Macri compite en el Gobierno creen que se puede dar un escenario como el de 2003, en la que cuatro candidatos estuvieron a pocos puntos de entrar al ballotage.
Pero si Horacio Rodríguez Larreta se modera y deja de polarizar -lo que para el Gobierno lo hace caer también-, puede disputarles el centro como ningún otro candidato, aún si recibe el apoyo de Macri. Por eso el jefe de gobierno busca la bendición del ex presidente, como sucedió en 2015 en su interna contra Gabriela Michetti, y no eligió el camino de “matar” al fundador del PRO.
En el Frente de Todos analizan que, si el candidato opositor es moderado, deberán presentarle a otro moderado que no se haya polarizado como Alberto. Por eso se habla de jugar la carta de Sergio Massa. Si bien el titular de la Cámara baja también tiene una alta imagen negativa, todavía tiene terreno para crecer entre la gente que duda y oscila entre los polos macrista y kirchnerista.