El Presidente validó los dichos de Patricia Bullrich, quien cuestionó que “no se puede estar en la misa y en la procesión al mismo tiempo”, en alusión a los integrantes del Gabinete cuyos diputados fieles votaron en contra de la ley Bases.
Javier Milei llegó a Roma con el foco puesto en Buenos Aires. Es que en las últimas horas tomó una drástica decisión. Aunque ya no luce enojado y en su entorno dicen que “se enfrió”, lejos de haberse arrepentido al blanquear su malestar con los gobernadores y los diputados que les responden, está convencido de que lo ocurrido en torno a la ley ómnibus no puede “dejarlo pasar” y que lo obliga a reconfigurar sus acuerdos políticos y, en consecuencia, a un rediseño de su Gabinete.
Por eso, respaldó los dichos de la ministra de seguridad Patricia Bullrich, quien sostuvo que “no se puede estar en la misa y la procesión al mismo tiempo”, en clara relación a los funcionarios del Ejecutivo que responden a gobernadores cuyos diputados votaron artículos contra su proyecto.
De acuerdo con Clarín, el jefe de Estado aterrizó en Italia a las 10.28 de Argentina (14.28 hora local) de este viernes para reunirse con su par Sergio Mattarella, la primera ministra, Giorgia Meloni, y mantener su primera audiencia con el Papa Francisco. Y les confió a sus íntimos que “la decisión ya está tomada” y que, una vez que vuelva a Buenos Aires el próximo martes tiene previsto hacer cambios en el Ejecutivo: “Espero que se vayan solitos. Si no se van, los rajo”, dijo, según reconstruyó el diario nacional de fuentes inobjetables de la comitiva oficial.
“Los cambios ya están en marcha, pero no se hacen de un momento para el otro”, completó ante un interlocutor de su confianza que le consultó por las declaraciones de Bullrich, que volvieron a instalar la idea de que puede haber represalias contra funcionarios del Ejecutivo que se incorporaron como parte de los acuerdos que tejió antes de asumir con sectores no kirchneristas.
En efecto, Milei evalúa los pasos a seguir, con la premisa que el bloqueo al proyecto “Bases para la libertad de los argentinos” lo obligan a recalcular la hoja de ruta de su gobierno y también los eventuales acuerdos políticos. “Lo que no pasó en el Congreso no se puede dejarlo pasar así nomás”, argumentan cerca del jefe de Estado.
Sucede que la duda estaba por lo que había expresado, desde Buenos Aires, el vocero presidencial Manuel Adorni, quien indicó que “el Presidente no evalúa ninguna renuncia”. Esto fue interpretado – posiblemente en forma errónea– con una desmentida a la posibilidad de despedir a funcionarios. En realidad, esta respuesta escondía el hecho concreto de que ninguno de los funcionarios presentó su renuncia.
El propio Adorni se atajó al aclarar que “si algún episodio (por un despido) o renuncia ocurre, será por cuestiones de gestión e idoneidad y no por una cuestión política”. Si se concreta la salida de los funcionarios ligados a los gobiernos de Córdoba y de Salta, a días de caerse el proyecto de ley Bases, es imposible no vincular esta reconfiguración con el escenario político: diputados que responden a estos gobernadores no acompañaron artículos e incisos del proyecto que volvió a comisión.
Según pudo saber Clarín, Milei celebró los dichos de Bullrich, que en respuesta a quienes desligan las acciones de los legisladores de sus referentes políticos, gobernadores y funcionarios, expuso su situación personal: “Yo no tengo que decirles a mis diputados que voten las leyes del Gobierno”, ironizó en LN+ este jueves a la noche. Otro dato: Milei reposteó un video con las declaraciones de la dirigente del PRO.
La ministra además responsabilizó a los funcionarios “por lo que hacen sus familiares”, en clara referencia al titular de la ANSeS, Osvaldo Giordano, cuya esposa, la diputada nacional Alejandra Torres, votó en contra de varios artículos.
Giordano tiene su despido ya asegurado, refrendan desde el entorno del Presidente. Pero no es el único de los que responden al ex gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y al actual Martín Llaryora: en la primera línea del Gabinete: también están en la mira el secretario de Transporte, Franco Mogetta; y el presidente del Banco Nación, Daniel Tillard.
De todos modos, la “depuración” de la que se habla en el Gobierno no sería lineal, en función de la pertenencia de origen, sino que se analiza “caso por caso”. “No son todos lo mismo”, argumentan. Es un paraguas que abrieron desde Buenos Aires porque hay funcionarios en la nómina que son respaldados por algunos ministros de Milei.