En una votación que se anticipa muy ajustada, el kirchnerismo cuenta con 33 senadores para rechazar el proyecto que incluye la delegación de facultades al Ejecutivo, las privatizaciones y la reforma laboral. Pero los “libertarios”, el PRO y un sector del radicalismo apoyan el proyecto, que ya tiene el visto bueno de Carlos Rovira, el jefe político de los senadores por Misiones.
La Ley Bases que comienza a tratarse en el Senado la semana entrante, podría lograr la aprobación definitiva con el apoyo de los senadores de la Renovación, Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, que obedecerían al mandato partidario y votarán a favor del controvertido proyecto que incluye la delegación de facultades al Ejecutivo, la facultad de disolver entes del Estado y de privatizar una lista de empresas estatales, junto a la resistida reforma laboral.
El kirchnerismo tiene 33 senadores con los que necesita 4 senadores para poder imponerse y rechazar el proyecto. Por el lado de La Libertad Avanza, que cuenta con solo 7 legisladores, estaría confirmado el acompañamiento en general por parte del PRO (6), Juntos Somos Río Negro (1); Cambio Federal (2); Juntos Somos Río Negro (1); Por la Justicia Social (1); Unidad Federal (1); la Unión Cívica Radical (11) y el Bloque Misiones (2). Son 32 votos a favor del proyecto que ya obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados, gracias al apoyo de los gobernadores – todos los diputados por Misiones votaron a favor de la ley bases.
En este esquema, el oficialismo juntaría 35 votos por lo que necesitaría pescar 5 de 7 de los que están aún sin decidir que postura tomarán para poder lograr una aprobación en general de ambos proyectos. De acuerdo con el portal Infobae, para la votación en particular todo puede cambiar, tanto que muchos creen que ambos proyectos están destinados a regresar a Diputados con modificaciones.
Las dudas respecto a qué posicionamiento tendrán recae en los senadores peronistas de Unidad Federal Carlos Espínola (Entre Ríos) y Edgardo Kueider (Corrientes), la chubutense Edith Terenzi de Cambio Federal, los radicales Pablo Blanco (Tierra del Fuego) y Martín Lousteau (CABA), José Carambia y Natalia Gadano de Alianza por Santa Cruz.
Las razones por las que cada uno se podría llegar a oponer son variadas. Tampoco un apoyo en general se traduce necesariamente en aval la hora de votar en particular. Ni siquiera la procedencia de cada uno plantea los fundamentos de cada decisión.
Espínola y Kueider llegaron a la Cámara de la mano del kirchnerismo pero luego armaron un bloque propio por cortocircuitos con Cristina Kirchner. Se muestran cercanos a ese espacio, pero no suelen adelantar posiciones y no “juegan” en línea con los gobernadores de sus provincias.
Los radicales Blanco y Lousteau marcaron un precedente en la votación del DNU. En ese momento, el legislador fueguino y el presidente de la UCR se desmarcaron del resto del bloque y votaron en contra del mega decreto 70/23.
Por el lado de los santacruceños el camino es el mismo. Aún no tienen un posicionamiento claro y la vuelta del Impuesto a las Ganancias es un impedimento, aunque el régimen impositivo para grandes inversiones (RIGI) es de interés de la zona. Algo similar sucede con la chubutense Terenzi.
En tanto, Carambia y Gadano de Alianza por Santa Cruz son una incógnita todavía en la Cámara Alta. En diputados esta fuerza política votó dividida así que tampoco marcaron un precedente a seguir.
En el caso de los misioneros Rojas Decut y Arce, no dieron pistas de lo que harán, pero son obedientes al mandato partidario y el gobernador Hugo Passalacqua, cuando abrió las sesiones de la legislatura local este 1° de mayo, llamó a “no entorpecer el camino del Gobierno”. La reunión del presidente de la Renovación y jefe político del oficialismo provincial, Carlos Rovira, con el ministro Guillermo Francos y con el subsecretario Lule Menem, marcó una tendencia de lo que harán los senadores renovadores.
Históricamente, la renovación fue oficialista a nivel nacional y el compromiso de Nación con el envío de recursos, determina que Arce y Rojas Decut acompañen cualquier iniciativa de La Libertad Avanza, incluso pese al costo político que pueda entrañar la aprobación de la reforma laboral, las facultades delegadas o el Régimen de Grandes Inversiones, que viola la autonomía fiscal provincial.
Para los dos senadores de la Renovación, puede ser un antes y un después, votar junto con los “libertarios” y el PRO –entre estos, el misionero Martín Goerling– pero su futuro político podría ser aún más oscuro si desobedecen la orden del jefe de la Renovación. Si el proyecto es rechazado en el Senado, se verán comprometidas aún más las arcas provinciales, en una clara maniobra extorsiva de la Casa Rosada, que pretende que se apruebe el paquete fiscal de auxilio a las provincias, sí y solo sí, se aprueba la ley bases.