El jefe de la CTA kirchnerista y diputado nacional kirchnerista presentará un proyecto de ley para bajar el límite de horas con el argumento de que fomentará a que se formalicen más empleados. La iniciativa llega en medio de una fuerte tensión entre el gobierno y el empresariado por los indicadores económicos.
Hugo Yasky es uno de los 12 diputados nacionales de origen sindical que habita la Cámara baja. A partir de este jueves buscará apoyo en el Frente de Todos para cristalizar un proyecto de ley propio que impulsa la reducción de la jornada laboral legal de 48 a 40 horas semanales. Apuesta así a que se formalicen miles de empleos y surge como una reacción a que la desocupación trepó al 13,1 por ciento, la más alta de los últimos 15 años.
Por la ley nacional 11.544, la jornada laboral legal es de 48 horas semanales como máximo. Sin embargo, la jornada laboral efectiva es de 38 horas, según un relevamiento elaborado por Chequeado en 2019. En 2017, el Frente de Izquierda y de los Trabajadores propuso sin éxito una reducción más brusca que la que plantea Yasky. Pidieron una reducción de 48 a 30 horas.
Ahora, las últimas cifras del Indec dan cuenta de una pérdida de 4 millones de puestos de trabajo en todo el país en un año, la gran mayoría de ellos informales. Esto motivó a Yasky a hacer esta presentación y, de alguna manera, correr el eje del análisis. “El objetivo del proyecto es reducir la carga de horas semanales para que más trabajadores que están en la informalidad sean contratados y pasen a la esfera formal”, argumentó Yasky, en diálogo con La Nación.
Cabe recordar que en el país, el empleo informal no baja del 30 por ciento desde hace una década, según estadísticas oficiales y privadas. En abril pasado, cuando las medidas de aislamiento por el coronavirus recién mostraban sus primeros efectos, el Gobierno implementó el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), un auxilio estatal en pandemia para trabajadores informales y monotributistas de las primeras categorías. El IFE fue solicitado inicialmente por 11.382.000 personas, lo que desnudó el altísimo porcentaje de la población que no está bajo el sistema formal. O que directamente, carece de empleo.
“De las cifras que dio a conocer el Indec, en su mayoría son informales. Son los bolichitos en negro, la gente que perdió la changa. Son los que están fuera del sistema. El trabajador registrado está protegido por la prohibición de los despidos, la doble indemnización, pero los informales no. Entonces, la intención es reducir las jornadas laborales, lo que obligaría a contratar más personal registrado. Favorecería a los más jóvenes”, planteó Yasky, que asegura que la iniciativa no cuenta aún con el aval del Presidente ni de sus colegas del bloque de Diputados del Frente de Todos. Aunque hay que aclarar que Yasky es muy cercano a Máximo Kirchner y Alberto Fernández.
Líder de una de las vertientes de la CTA y referente de los docentes de la Ctera, Yasky avanzará este jueves con el borrador de la iniciativa y la presentaría esta semana en Diputados. La iniciativa contempla, además, anular un artículo de la ley de contrato de trabajo en lo relativo a las jornadas reducidas. “Lo ideal sería que no se pueda avanzar por convenio colectivo en jornadas promedios, como sucede en Brasil con las bolsas de trabajo”, explicó el sindicalista kirchnerista.
Por ahora, la cruzada de Yasky es solitaria. Pero aparece en un clima enrarecidoentre el Gobierno y el sector empresario por la caída de los indicadores económicos, la parálisis productiva que genera la pandemia y la renovación de medidas oficiales que blindan el empleo, como la prórroga del decreto presidencial que prohíbe los despidos por otros 60 días.